Manofabrica es origen y destino.
Nació de una idea que siempre miró hacia arriba. Crecí viendo a mi padre volar, entendiendo que el cielo no era un límite, sino un recordatorio: todo empieza con un sueño que se sostiene en disciplina. Yo aterricé en la masa madre porque ahí encontré un lenguaje. Un espacio donde mis manos piensan, mis ideas se ordenan y mi vida toma forma.
Trabajo desde lo esencial. Sin adornos, sin excesos, sin ruido.
Lo que hago es claro, directo y honesto.
El silencio, los materiales y la técnica dicen más que cualquier tendencia.
Mi estilo no se explica —se reconoce.