Origen – El laboratorio que se convirtió en guerra y victoria
Todo empezó en el taller-laboratorio de Manofabrica.
Años amasando, midiendo, fermentando, probando, fallando y volviendo a empezar.
Investigación pura, obsesiva, sin prisa: masas madre, hidrataciones imposibles, tiempos largos, fuego real.
Un día miré la mesa llena de pruebas perfectas y me pregunté:
¿y si pongo esto en batalla real?
¿Y si lo llevo al frente, al público más duro de Lima, y veo si resiste?
Así nació Genuina Pizza.
No fue un capricho romántico.
Fue un experimento empresarial con todas las letras:
tomar un producto desarrollado 100 % desde cero en mi laboratorio-Taller y probarlo en condiciones extremas —Surquillo, competencia brutal, ticket promedio bajo, cero marketing pagado— para validar si era escalable sin perder el alma.
Y lo logré.
En menos de un año estandaricé una maqueta que aguanta lo industrial sin traicionar la fermentación viva.
Procesos replicables, márgenes controlados, producto consistente a 480 °C todos los días, clientes que repiten y un modelo que ya está listo para crecer sin vender la filosofía.
Genuina Pizza fue la primera soldado que salió del cuartel de Manofabrica.
La guerrera que demostró que sí se puede:
• crear desde la investigación pura
• lanzar sin inversión externa
• sobrevivir y dominar en territorio enemigo
• y volver con datos, procesos y una marca que ya vale oro.
Manofabrica está orgulloso, porque su hija mayor volvió del frente con la bandera en alto.
Este no fue solo un local de pizzas.
Fue la prueba viva de que tengo el talento, la disciplina y la visión para gestionar proyectos complejos, llevarlos a flote y convertirlos en máquinas que funcionan solas.
Capítulo 1: misión cumplida.
Capítulo 2: viene más grande, más técnico y más letal.